La rubia (rubia tinctorum) es una hierba perenne que puede llegar a alcanzar hasta un metro de altura; posee un tallo trepador, ramificado, lleno de pequeños aguijones curvos. Sus hojas, rígidas y lanceoladas, se agrupan en verticilos; en el ápice de los tallos aparecen cimas de pequeñas flores amarillas.El fruto es una baya del tamaño de un guisante.
La rubia florece a finales de la primavera y comienzos del verano.
La parte empleada con fines terapéuticos es la raíz, aunque ocasionalmente también interesan sus hojas, ya que poseen propiedades hipotensoras.Para recolectar la raíz es necesario que la planta tenga 2-3 años, con objeto de que sea una raíz gruesa y bien formada.
Se lava cuidadosamente y se eliminan las partes verdes, secándose, sin sobrepasar los 50ºC. Una vez secas se muelen y se reducen a polvo.
En la raíz de la rubia encontramos tres glucósidos con importantes propiedades como colorantes.
Pero además de ser un buen colorante la raíz también tiene propiedades laxantes (a bajas dosis) y purgantes (si se administra en mayor cantidad).
Como consumirla:
Infusión. Se prepara añadiendo una cucharada pequeña de raíz molida a una taza de agua hirviendo. Se pueden tomar hasta 3 tazas al día, después de las principales comidas.
Cocimiento.Resulta muy útil para los catarros vesicales. Se prepara con 30 gr. de raíz de rubia, muy troceada, añadiéndolo a un litro de agua. Se deja hervir un rato, se filtra y edulcora a gusto de cada uno. Tomar 3 tazas durante el día.
Polvo de raíz de rubia. De la raíz -una vez molida y reducida a polvo fino- se pueden administrar hasta 5 gr. al día, repartidos en varias tomas. Para facilitar las tomas resulta más cómodo que el polvo esté encapsulado, pudiendo contener 0,5 gr. cada cápsula, con lo que la dosis sería de 6 a 8 cápsulas, junto con las comidas.
Extracto hidroalcohólico. Esta presentación se encuentra en el mercado. Se recomiendan 20 gotas 2-3 veces al día, según criterio médico.