El cerezo

Las cerezas silvestres, y también las cultivadas contienen una equilibrada combinación de principios activos, que hacen de este fruto un excelente alimento y medicina. Vitaminas: carotenos (provitamina A) en cantidad apreciable, así como pequeñas cantidades de vitaminas del grupo B y de vitamina C. Minerales: hierro, calcio, fósforo, azufre, sodio y sobre todo potasio, así como una amplia gama de oligoelementos (zinc, cobre, manganeso, cobalto, etc.), que confieren a las cerezas propiedades remineralizantes y tonificantes del organismo. Los pedúnculos de los frutos(rabos de la cereza) contienen sales minerales (sobre todo de potasio) y flavonoides, principios a los que deben su acción diurética suave, segura y exenta de efectos conocidos. Se beneficiarán de este fruto especialmente los obesos; los artríticos y gotosos, a quienes hará descender los niveles de ácido úrico en la sangre y aliviará los dolores articulares; quienes padezcan inflamación en las vías urinarias y los que sufran de estreñimiento. Usos: la cura de cerezas se realiza consumiendo, como único alimento, medio kilo de cerezas maduras, 4 o 5 veces diarias, durante 1-2 días. En decocción de pedúnculos, haciendo hervir 50 gramos de rabos de cereza durante 5 minutos. Se toman varias tazas al día, ya sea en forma aislada o bien en combinación con una cura de cerezas.

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