Las semillas de lino se utilizan para combatir lo que ahora llaman el "tránsito lento", y que siempre fue conocido como estreñimiento. Estas semillas están dispuestas sobre tallos con hojas alternas lanceoladas, dentro de una cápsula redonda, y para fines purgantes se consumen aplastadas o algo molidas y mezcladas con agua o leche, en una dosis de dos cucharadas por día. Para tomar o hacer gárgaras (que también sirven para la faringitis) se prepara una infusión añadiendo 1 o 2 cucharaditas de semillas en 1/4 de litro de agua fría, dejándola reposar durante 20 minutos.
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